viernes, 8 de agosto de 2008

MISION DE LOS NUEVOS LÍDERES EDUCATIVOS

Ante los desafíos vinculados con la gestión de las Instituciones Educativas, la figura del líder (director), se presenta como un eje dinamizador trascendente, pues él, es el encargado de dirigir con éxito el proceso de la planificación, organización y ejecución de los objetivos de mejora, que se cristaliza en la práctica cotidiana de la institución que dirige.

Lussier y Achua (2005) consideran al liderazgo como “el proceso en el cual influyen líderes sobre seguidores, y viceversa para lograr los objetivos de una organización a través del cambio”[1], en este sentido se puede mencionar que es la capacidad que tiene el líder de influir en las personas para que se esfuercen voluntaria y entusiastamente en el logro de las metas de la institución, convirtiéndose el directivo (líder) en un agente de apoyo y colaborador del mejoramiento de los procesos y resultados educativos, que conllevan al cambio de la institución educativa.
El liderazgo que se tiene que desarrollar en las Instituciones Educativas, es una labor difícil que requiere mucho compromiso del directivo, pues impone la necesidad de dirigir un proyecto educativo definido y coherente, conducido con convicción y capacidad, en un ambiente de armonía y participación comprometida; asimismo debe buscar los medios más idóneos para que se realicen las tareas de gestión, que apoyen los cambios y las transformaciones necesarias.
También Davis y Thomas (1992), plantea que los directores efectivos aparecen como personas que muestran una visión clara de lo que puede ser su escuela, son capaces de transmitir esa visión y animar a otros para conseguirla; tienen elevadas expectativas de profesores y alumnos, y se implican en los procesos instructivos[2]. A demás, el verdadero líder directivo necesita contar con ciertas condiciones, tales como poseer Habilidad Técnica, que comprende los conocimientos especializados de la gestión educativa, la capacidad analítica y facilidad para el uso de herramientas técnicas, Habilidad Conceptual, que Implica el entendimiento estratégico, la capacidad de ver a la institución como un todo interrelacionado y Habilidad humanística, que se refiere fundamentalmente a la sensibilidad para relacionarse con otras personas. Esta sensibilidad permite al directivo funcionar de manera efectiva como líder de un grupo y lograr la cooperación de éste en las metas educativas.
En conclusión los líderes eficientes de las instituciones educativas, deben tener una visión clara de lo que pueden ser sus escuelas, y animar a todo el personal a trabajar en la materialización de esa visión, siendo capaces de infundir valores en la comunidad educativa, de alentar e ilusionar a los docentes, alumnos y padres, de guiar a la escuela hacia un mejoramiento continuo a través de programas de cambio que conduzcan hacia la calidad total.
Por esta razón los líderes educativos tienen que calar en la conciencia de los miembros integrantes de sus instituciones educativas sobre el “cambio constante”, en lo que significa servicio, trabajo, responsabilidad y compromiso consigo mismo y con la organización.
[1] Lussier, R. y Achua, C. (2005) Liderazgo: Teoría, aplicación y desarrollo de habilidades. (2ª. Ed.). México.
[2] Davis, G., y Thomas, M. (1992) Escuelas eficaces y profesores eficientes. Madrid: La Muralla.
Mgtr. Oscar López Regalado.

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